lunes, 14 de julio de 2014

Historias, Cuentos, etc.

Decisiones (Relato Corto)

No es tan importante describir el espacio donde se desarrolla esta historia. Lo más importante es el dialogo que mantienen sus dos personajes.

Dante: Esto es un desastre...
Lucas: deberías quejarte menos y ayudarme con los pies, ya mismo amanece.

Dante: ¿cómo no voy quejarme? Te dije que la escopeta dejaría todo regado en el piso, ¿cómo piensas limpiar eso ah?
Lucas: estas viéndolo todo negativamente, la lluvia limpiara todo, y nosotros ya estaremos fuera del país, pero, hasta mientras, te lo repito, ¡AYUDAME CON LOS PIES!

Dante: es la última vez que te ayudo, la próxima yo elijo.
Lucas: está bien, solo ten cuidado con la cabeza, no dejes que se golpee en la cajuela

CARRO

Dante: ¿y ahora? ¿Cómo planeas desaparecer el cuerpo? O me vas a decir que la lluvia también se encargará de eso.
Lucas: tranquilo ya lo tengo planeado, ¿recuerdas el hacha que papá nos regaló?

Dante: Si, pero no creo que sea eficiente hacerlo de esa manera, deberíamos usar una motosierra, o pedirle prestado a Freddy su aserradero un momento, y utilizar la trituradora que tiene.
Lucas: no no no, con el hacha podemos dejarlo todo en pequeñas partes y enterrarlo en algún cementerio, ¿te imaginas el caso de la trituradora? Tendríamos que limpiarla luego de terminar y pensar que hacer con todo ese líquido.

Dante: Bueno, bueno, tienes razón, con el hacha será más rápido.
Lucas: siempre tengo razón, sino no estaríamos esta situación.

Dante: A veces creo que necesitamos más práctica, no somos tan profesionales.
Lucas: te equivocas, sino fuéramos buenos en esto, ya nos habrían atrapado.

Dante: me refiero a practicar más en los asesinatos, no nos han atrapado porque somos buenos desapareciendo cuerpos eso lo tengo claro.
Lucas: ¿y qué prefieres? ¿Cianuro? ¿Veneno?  No no, recuerda como empezamos este hobby, y las razones.

Dante: ¿las razones? Una apuesta no creo que sea razón suficiente para elegir una escopeta como el mejor método para matar a alguien.
Lucas: se nota que tu mente ha reprimido las razones originales, si fue una apuesta pero la motivación de esa apuesta es lo que nos trajo aquí.

Dante: ah sí si ya recordé, tenía curiosidad por saber si todas las mujeres hacen la misma cara al morir...
Lucas: al fin lo recordaste

Dante: pero bueno, reprimí eso porque no me gusta recordar que estoy perdiendo, ya que según mis cuentas llevamos cerca de 120 asesinatos y hasta ahora todas hacen diferentes caras al morir. Yo pensaba que no.
Lucas: no te sientas mal, a fin de cuentas eso nos ayudó a descubrir nuestra verdadera vocación. Y ya mejor dejemos de hablar que ya casi llegamos.

CASA

Dante: espera déjame ver si Carolina dejo algo de comer, muero de hambre.
Lucas: ya sabes que sí, siempre te guarda, y hoy con más razón ya que iba a Ordenar pizza.

Dante: ¿te molesta si como mientras terminamos el trabajo?
Lucas: no no te preocupes solo ten cuidado de que te salpique sangre en los pepperonis.

Dante: ya me quitaste el apetito...
Lucas: lo siento.

SOTANO

Dante: bueno, a ver.... ¿Por dónde empezamos?
Lucas: primero los brazos, luego los pies, el torso y al final la cabeza.

Dante: nooo, déjame comenzar desde arriba, ya sabes que con el hacha son hábil y en el primer intento logro desprender el hueso.
Lucas: no puedo dejarte hacer eso, si comienzas así, cuando terminemos habrá mucha sangre que limpiar.

Dante: está bien, está bien.
Lucas: no te desconcentres que al final siempre se pone más difícil.

Dante: ¡mierda!
Lucas: ¿qué pasa?

Dante: mira cojudo, está abriendo los ojos!
Lucas: eso es imposible como puede seguir viva

Dante: no lo sé pero tengo que actuar rápido.
Lucas: no Dante espera no lo hag....

Dante: listo ya esta
Lucas: debes aprender a ser más paciente

Dante: si si, yo seré paciente, tu recoge la cabeza que Chester puede olerla y pensar que es su cena.
Lucas: lástima
Dante: lástima ¿porque?
Lucas: ¿cómo qué porque? Mira este rostro, aun desmembrada sigue siendo bella.
Dante: no te lamentes tanto, al menos nos dejó pizza.

FIN


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Historia de una lata de atún

Un producto que se produce en masa, comercializado en casi todos los países del mundo, el atún enlatado. Resulta difícil creer que algo tan simple podría ser el epicentro de una historia.
“A lo largo de varios años, todos los países del mundo fueron creando normas y reglamentos para poder controlar la contaminación ambiental, que, en un determinado momento alcanzo magnitudes perjudiciales para la humanidad.
Los niveles de óxido en el aire empezaron a crecer rápidamente, y junto a esto, la ausencia de espacios verdes adecuados en las ciudades y pueblos, origino un ambiente nocivo para cualquier ser humano. Los animales, quienes sentían el peligro por instinto, huyeron hacia las montañas y se mantuvieron vivos habitando en los enormes bosques que se encontraban a varios km lejos de las ciudades.
La extinción de la humanidad era inminente, el paisaje en las ciudades era tétrico, las calles eran cubiertas por una larga fila de cadáveres, cuerpos sin vida con los pulmones llenos de CO2. Y ¿cómo es posible que yo siga vivo? A veces pienso que fue una maldición convertirme en el último ser con vida en la tierra. ¿Ultimo? Si, ultimo. La verdad no me he atrevido a salir para verificar si es que alguien más logro sobrevivir esta catástrofe. Pero bueno, algún día tendré el valor suficiente. Hasta mientras este es mi mensaje. Un mensaje que espero alguien reciba. Soy John Locke, y soy un sobreviviente. Esta es la transmisión número 2004 – 103. Fuera.”
De esta manera termina la tarea diaria que se ha propuesto John, un joven estudiante de la Universidad Central del Ecuador. Sus manos no dejan de temblar cada vez que termina de transmitir el mensaje, esperando que alguien responda.
Es difícil pensar que John, alguien tímido y retraído, habría tenido el ingenio suficiente para soportar los apocalípticos eventos pasados. Mientras prepara la leña para encender la fogata y mantenerse caliente, su mirada queda posada en el pequeño hueco que improviso en el suelo, para mantener guardadas las casi mil latas de atún, las cuales lo habían mantenido con vida hasta ese momento.
En toda su vida nunca se hubiera imaginado que se encontraría en esa situación, alejado de todo, habitando en una choza improvisada con ramas grandes de eucalipto, saliendo al aire libre solo para recoger bayas y mantener una dieta balanceada, aparte del atún enlatado.
A pesar de tan extrema situación, siempre se consolaba así mismo, mediante la satisfacción de haber construido una pequeña antena para transmitir mensajes de onda corta. Sus estudios en ingeniería eléctrica y electrónica por fin le habían servido para algo, cosa que jamás se imaginó cuando entro por primera vez a la Universidad.
A veces pensaba en todas las personas que jamás volvería a ver, de quienes no puedo despedirse siquiera, ya que todo sucedió muy rápido.
Mientras escucha el aullido de los lobos que se encuentran afuera, empezaba a rememorar como sucedió todo.
Como era de costumbre, se le hacía tarde para regresar a la casa luego de las clases con el Dr. Murillo, su profesor de cálculo. Con la mente sin poder pensar en nada más que en su casa comienza a correr hacia la parada del autobús. En ese pequeño trayecto sus ojos empezaron a analizar el entorno. Conforme corría,  las personas que iba dejando atrás empezaban a derrumbarse súbitamente. Por inercia, el continuaba corriendo sin que ese hecho lo detuviera, pero enseguida comenzó a reflexionar y sabía que algo estaba mal. Mientras más se acercaba a la parada del autobús iban apareciendo perros y gatos, e incluso ratones. Se le atravesaban sin siquiera tomarlo en cuenta, y corrían en dirección a la salida de la ciudad, como huyendo de algo. Tal vez fue un instinto, o quizás no, pero sin darse cuenta, John se encontraba corriendo junto a los animales en la misma dirección. Su mente no entendía nada, pero su cuerpo se movía solo. Cuando quiso detenerse para analizar mejor la situación ya había trepado uno de los cerros que cercaba la ciudad y se encontraba corriendo en medio de un bosque frondoso. Tan solo un segundo, volteo la mirada hacia atrás, pero al ver que los animales junto a él continuaban corriendo, no quiso atreverse a seguir estático por más tiempo. Ya no era el instinto, ahora, el miedo motivaba su cuerpo. A ciencia exacta, sería imposible dar fe de cuánto tiempo una persona puede mantenerse en movimiento constante, para John fueron días. Conforme pasaba el tiempo empezaba a bajar su velocidad. Al final solo caminaba. Caminaba sin rumbo, sin sentido. En su interior sabía lo que había pasado pero le era difícil aceptarlo.
En su adolescencia se había interesado por investigar el fenómeno de la contaminación ambiental. Su curiosidad lo llevo a seguir una conversación en un foro online en el que hablaban acerca de las posibles consecuencias que tendría la masiva emisión de CO2 a la atmosfera. No quiso recordar lo demás, pero ya tenía claras las cosas.
Ya en el presente, seguía su rutina diaria, Salir a coger bayas en las mañanas, realizar la transmisión al medio día, y abrir un atún para comer en la tarde.
Su aparente fuerza psicológica se encontraba al límite, estaba cansado de lo mismo. No podía seguir así.
Una noche, apago la fogata que lo mantenía cálido, abrió una lata de atún, y con el filo de la abertura que dejaba la tapa, se degolló.
Mientras la sangre correaba de su cuello, John por primera vez empezó a sentir paz, una paz que no había encontrado en su vida solitaria.

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Carne (Poema)

No tienes que ser perfecta
Ni siquiera tienes que ser aseada
Tu carne se encarga del resto
Tu carne me obliga a hacer esto

Recorro toda tu superficie
De vez en cuando me detengo en algún paisaje
Pero siempre continúo
Continúo hacia mi destino, tu preciada flor.

Y cuando estoy ahí... ¿Qué?
Mi imaginación se pone a trabajar
Dibujo el abecedario con mi lengua,
Y tú comienzas a cantar con alaridos...

Desearía vivir ahí

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CINE (Poema)

Pequeños fragmentos de lo que un mundo es
La oscuridad es tu mejor aliada
En la oscuridad existes
No te detienes jamás
Pero tu debilidad
Tu debilidad es fuerte
Sin la atención de nadie
Empiezas a morir.

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