Decisiones (Relato Corto)
No es
tan importante describir el espacio donde se desarrolla esta historia. Lo más
importante es el dialogo que mantienen sus dos personajes.
Dante: Esto es un desastre...
Lucas:
deberías quejarte menos y ayudarme con los pies, ya mismo amanece.
Dante: ¿cómo no voy quejarme? Te dije que la escopeta dejaría todo
regado en el piso, ¿cómo piensas limpiar eso ah?
Lucas: estas viéndolo todo negativamente, la lluvia limpiara todo, y
nosotros ya estaremos fuera del país, pero, hasta mientras, te lo repito,
¡AYUDAME CON LOS PIES!
Dante: es la última vez que te ayudo, la próxima yo elijo.
Lucas: está bien, solo ten cuidado con la cabeza, no dejes que se golpee
en la cajuela
CARRO
Dante: ¿y ahora? ¿Cómo planeas desaparecer el cuerpo? O me vas a decir
que la lluvia también se encargará de eso.
Lucas: tranquilo ya lo tengo planeado, ¿recuerdas el hacha que papá nos
regaló?
Dante: Si, pero no creo que sea eficiente hacerlo de esa manera, deberíamos
usar una motosierra, o pedirle prestado a Freddy su aserradero un momento, y
utilizar la trituradora que tiene.
Lucas: no no no, con el hacha podemos dejarlo todo en pequeñas partes y
enterrarlo en algún cementerio, ¿te imaginas el caso de la trituradora? Tendríamos
que limpiarla luego de terminar y pensar que hacer con todo ese líquido.
Dante: Bueno, bueno, tienes razón, con el hacha será más rápido.
Lucas: siempre tengo razón, sino no estaríamos esta situación.
Dante: A veces creo que necesitamos más práctica, no somos tan
profesionales.
Lucas: te equivocas, sino fuéramos buenos en esto, ya nos habrían
atrapado.
Dante: me refiero a practicar más en los asesinatos, no nos han atrapado
porque somos buenos desapareciendo cuerpos eso lo tengo claro.
Lucas: ¿y qué prefieres? ¿Cianuro? ¿Veneno? No no, recuerda como empezamos este hobby, y
las razones.
Dante: ¿las razones? Una apuesta no creo que sea razón suficiente para
elegir una escopeta como el mejor método para matar a alguien.
Lucas: se nota que tu mente ha reprimido las razones originales, si fue
una apuesta pero la motivación de esa apuesta es lo que nos trajo aquí.
Dante: ah sí si ya recordé, tenía curiosidad por saber si todas las
mujeres hacen la misma cara al morir...
Lucas: al fin lo recordaste
Dante: pero bueno, reprimí eso porque no me gusta recordar que estoy
perdiendo, ya que según mis cuentas llevamos cerca de 120 asesinatos y hasta
ahora todas hacen diferentes caras al morir. Yo pensaba que no.
Lucas: no te sientas mal, a fin de cuentas eso nos ayudó a descubrir
nuestra verdadera vocación. Y ya mejor dejemos de hablar que ya casi llegamos.
CASA
Dante: espera déjame ver si Carolina dejo algo de comer, muero de
hambre.
Lucas: ya sabes que sí, siempre te guarda, y hoy con más razón ya que
iba a Ordenar pizza.
Dante: ¿te molesta si como mientras terminamos el trabajo?
Lucas: no no te preocupes solo ten cuidado de que te salpique sangre en
los pepperonis.
Dante: ya me quitaste el apetito...
Lucas: lo siento.
SOTANO
Dante: bueno, a ver.... ¿Por dónde empezamos?
Lucas: primero los brazos, luego los pies, el torso y al final la
cabeza.
Dante: nooo, déjame comenzar desde arriba, ya sabes que con el hacha son
hábil y en el primer intento logro desprender el hueso.
Lucas: no puedo dejarte hacer eso, si comienzas así, cuando terminemos habrá
mucha sangre que limpiar.
Dante: está bien, está bien.
Lucas: no te desconcentres que al final siempre se pone más difícil.
Dante: ¡mierda!
Lucas: ¿qué pasa?
Dante: mira cojudo, está abriendo los ojos!
Lucas: eso es imposible como puede seguir viva
Dante: no lo sé pero tengo que actuar rápido.
Lucas: no Dante espera no lo hag....
Dante: listo ya esta
Lucas: debes aprender a ser más paciente
Dante: si si, yo seré paciente, tu recoge la cabeza que Chester puede
olerla y pensar que es su cena.
Lucas: lástima
Dante: lástima ¿porque?
Lucas: ¿cómo qué porque? Mira este rostro, aun desmembrada sigue siendo
bella.
Dante: no te lamentes tanto, al menos nos dejó pizza.
FIN
Historia de una lata de atún
Un producto que se produce en masa,
comercializado en casi todos los países del mundo, el atún enlatado. Resulta
difícil creer que algo tan simple podría ser el epicentro de una historia.
“A lo largo de varios años, todos los países
del mundo fueron creando normas y reglamentos para poder controlar la
contaminación ambiental, que, en un determinado momento alcanzo magnitudes
perjudiciales para la humanidad.
Los niveles de óxido en el aire empezaron a
crecer rápidamente, y junto a esto, la ausencia de espacios verdes adecuados en
las ciudades y pueblos, origino un ambiente nocivo para cualquier ser humano.
Los animales, quienes sentían el peligro por instinto, huyeron hacia las
montañas y se mantuvieron vivos habitando en los enormes bosques que se
encontraban a varios km lejos de las ciudades.
La extinción de la humanidad era inminente,
el paisaje en las ciudades era tétrico, las calles eran cubiertas por una larga
fila de cadáveres, cuerpos sin vida con los pulmones llenos de CO2. Y ¿cómo es
posible que yo siga vivo? A veces pienso que fue una maldición convertirme en
el último ser con vida en la tierra. ¿Ultimo? Si, ultimo. La verdad no me he
atrevido a salir para verificar si es que alguien más logro sobrevivir esta
catástrofe. Pero bueno, algún día tendré el valor suficiente. Hasta mientras
este es mi mensaje. Un mensaje que espero alguien reciba. Soy John Locke, y soy
un sobreviviente. Esta es la transmisión número 2004 – 103. Fuera.”
De esta manera termina la tarea diaria que se
ha propuesto John, un joven estudiante de la Universidad Central del Ecuador.
Sus manos no dejan de temblar cada vez que termina de transmitir el mensaje,
esperando que alguien responda.
Es difícil pensar que John, alguien tímido y retraído,
habría tenido el ingenio suficiente para soportar los apocalípticos eventos
pasados. Mientras prepara la leña para encender la fogata y mantenerse
caliente, su mirada queda posada en el pequeño hueco que improviso en el suelo,
para mantener guardadas las casi mil latas de atún, las cuales lo habían
mantenido con vida hasta ese momento.
En toda su vida nunca se hubiera imaginado
que se encontraría en esa situación, alejado de todo, habitando en una choza
improvisada con ramas grandes de eucalipto, saliendo al aire libre solo para
recoger bayas y mantener una dieta balanceada, aparte del atún enlatado.
A pesar de tan extrema situación, siempre se
consolaba así mismo, mediante la satisfacción de haber construido una pequeña
antena para transmitir mensajes de onda corta. Sus estudios en ingeniería eléctrica
y electrónica por fin le habían servido para algo, cosa que jamás se imaginó cuando
entro por primera vez a la Universidad.
A veces pensaba en todas las personas que jamás
volvería a ver, de quienes no puedo despedirse siquiera, ya que todo sucedió
muy rápido.
Mientras escucha el aullido de los lobos que
se encuentran afuera, empezaba a rememorar como sucedió todo.
Como era de
costumbre, se le hacía tarde para regresar a la casa luego de las clases con el
Dr. Murillo, su profesor de cálculo. Con la mente sin poder pensar en nada más
que en su casa comienza a correr hacia la parada del autobús. En ese pequeño
trayecto sus ojos empezaron a analizar el entorno. Conforme corría, las personas que iba dejando atrás empezaban
a derrumbarse súbitamente. Por inercia, el continuaba corriendo sin que ese
hecho lo detuviera, pero enseguida comenzó a reflexionar y sabía que algo
estaba mal. Mientras más se acercaba a la parada del autobús iban apareciendo
perros y gatos, e incluso ratones. Se le atravesaban sin siquiera tomarlo en
cuenta, y corrían en dirección a la salida de la ciudad, como huyendo de algo.
Tal vez fue un instinto, o quizás no, pero sin darse cuenta, John se encontraba
corriendo junto a los animales en la misma dirección. Su mente no entendía
nada, pero su cuerpo se movía solo. Cuando quiso detenerse para analizar mejor
la situación ya había trepado uno de los cerros que cercaba la ciudad y se
encontraba corriendo en medio de un bosque frondoso. Tan solo un segundo,
volteo la mirada hacia atrás, pero al ver que los animales junto a él
continuaban corriendo, no quiso atreverse a seguir estático por más tiempo. Ya
no era el instinto, ahora, el miedo motivaba su cuerpo. A ciencia exacta, sería
imposible dar fe de cuánto tiempo una persona puede mantenerse en movimiento
constante, para John fueron días. Conforme pasaba el tiempo empezaba a bajar su
velocidad. Al final solo caminaba. Caminaba sin rumbo, sin sentido. En su
interior sabía lo que había pasado pero le era difícil aceptarlo.
En su adolescencia se había interesado por
investigar el fenómeno de la contaminación ambiental. Su curiosidad lo llevo a
seguir una conversación en un foro online en el que hablaban acerca de las
posibles consecuencias que tendría la masiva emisión de CO2 a la atmosfera. No
quiso recordar lo demás, pero ya tenía claras las cosas.
Ya en el presente, seguía su rutina diaria,
Salir a coger bayas en las mañanas, realizar la transmisión al medio día, y
abrir un atún para comer en la tarde.
Su aparente fuerza psicológica se encontraba
al límite, estaba cansado de lo mismo. No podía seguir así.
Una noche, apago la fogata que lo mantenía cálido,
abrió una lata de atún, y con el filo de la abertura que dejaba la tapa, se degolló.
Mientras la sangre correaba de su cuello,
John por primera vez empezó a sentir paz, una paz que no había encontrado en su
vida solitaria.
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Carne (Poema)
No
tienes que ser perfecta
Ni
siquiera tienes que ser aseada
Tu
carne se encarga del resto
Tu
carne me obliga a hacer esto
Recorro
toda tu superficie
De
vez en cuando me detengo en algún
paisaje
Pero
siempre continúo
Continúo hacia mi destino, tu preciada flor.
Y
cuando estoy ahí... ¿Qué?
Mi
imaginación se pone a trabajar
Dibujo
el abecedario con mi lengua,
Y
tú comienzas a cantar
con alaridos...
Desearía vivir ahí
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CINE (Poema)
Pequeños fragmentos de lo que un mundo es
La
oscuridad es tu mejor aliada
En
la oscuridad existes
No
te detienes jamás
Pero
tu debilidad
Tu
debilidad es fuerte
Sin
la atención de nadie
Empiezas
a morir.
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