Una forma de enriquecer el cine
ecuatoriano es, iniciar la organización de las ideas del guion en base a
realidades concretas que conformen el entorno social nacional, esto es,
reforzar en el imaginario de la gente,
nuestras propias costumbres, tradiciones, falencias, virtudes, etc. Dándole
un giro a la función del cine, siendo social y comunitario, y herramienta para
la documentación histórica de un país.
Partiendo de una crónica de Juan
Fernando Andrade, Sebastián Cordero confecciona de forma impecable su película Pescador, con la historia de Blanquito, un pescador, valga la
redundancia, morador de El Matal en la provincia de Manabí, quien posee
aspiraciones típicas de la clase baja de la costa ecuatoriana y, por giros del
destino tiene una oportunidad perfecta para salir de ese entorno.
El éxito de este film radica en
la utilización de un lenguaje coloquial por parte del personaje principal, no está
de más compararlo con el guion de Ratas,Ratones y Rateros, del año 1999 en el cual Carlos Valencia interpreta un
personaje con la misma jerga que Blanquito.
Todos estos elementos le valieron a Pescador,
la gran ovación que tuvo en el festival de San Sebastián, tomándola como un
referente del cine Ecuatoriano en el mundo.
Los dejo con una entrevista realizada a Sebastián Cordero por parte de Gkillcity.
Fuentes:
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