miércoles, 26 de noviembre de 2014

Alex de la Iglesia, el comediante del terror

Dejando de lado el trasfondo político del IV Festival de Cine La Orquídea de Cuenca, hay que rescatar lo beneficioso de un evento de este tipo, como por ejemplo la charla magistral con Alex de la Iglesia. 
Puede que sea un tipo muy loco, con un cine que gusta a pocos (incluyéndome)  pero tiene opiniones interesantes acerca del cine y de la vida en general. A continuación les presentaré la transcripción de la charla que ofreció el día miércoles 19 de Noviembre, en el Teatro Carlos Cueva Tamariz, la cual estuvo dirigida por Daniela Creamer, Directora del Festival.
 Alex comienza hablando y eventualmente, Daniela le empieza a hacer preguntas, fueron dos horas de conversatorio, por lo tanto solo les presento la charla hasta un poco despues de que empiecen a hablar sobre su última película, Las Brujas de Zugarramurdi. 
En esta entrada incluiré la introducción extensa que hace, y al final un link para que puedan leer el pdf completo, y de esa forma se evitan estar leyendo, desde la página, todo el texto.

Para tener en cuenta: transcribi el texto tal y como esta hablado, no hice ningun tipo de alteración a las palabras, para que puedan tener una idea de la forma en que Alex charlaba con el público. 

Alex:
Me han dicho que esto es una Master Class (Charla Magistral), eso de Master Class de por si suena muy mal, impartir conocimiento es algo que no va a salir de mí, yo puedo compartir quizás mi ignorancia y puedo compartir mi confusión acerca del mundo y concretamente el mundo del cine. 
Ya llevo 20 años trabajando en esto, y es mucho tiempo de confusión, de torpezas de encontrarte a ti mismo con tu propia ignorancia, y todo eso va generando de alguna manera un pozo, no sé si sea un pozo de conocimiento, digamos que sería un pozo de desconocimiento, eso te ayuda fundamentalmente, quizás, a corregir errores, pero no es cierto, yo he cometido un error garrafal en momentos concretos de mi vida y eso quiere decir que no aprendo, quiere decir que no hay un avance

Quizás para situarlos en el texto, que ya estáis viendo que es un texto confuso en sí mismo, podríamos quizás plantear las cosas de dos diferentes maneras, podríamos ya, ahondar en un discurso desestructurado y absurdo, en el que vosotros hacéis preguntas y yo respondo, y que no conduzca a nada, fundamentalmente más que compartir la confusión y lo poco que no se, lo comparto con vosotros, o si queréis podemos tener un discurso más estructurado más vertebrado en el sentido de que yo puedo comenzar a hablar de mi mismo, quien soy, que ha ocurrido, porque he hecho cine, y cuál es mi relación con el cine y con la vida que en definitiva, es lo mismo.
Podemos empezar por unos breves detalles biográficos unas pinceladas, yo nazco en Bilbao en un lugar conflictivo en el Norte de España, nazco a una edad muy temprana, no recuerdo mucho porque era muy pequeño, entonces vamos a resumir los primeros cuatros años de mi vida, que no creo que  haya pasado nada grave, tengo vagos recuerdos, a los cuatro años fue cuando vi mi primera película, y también veo el primer tiroteo. Eso es algo que recuerdo mucho más tarde, lo recordé precisamente haciendo Balada Triste de Trompeta. Me habían preguntado de donde salía mi manía por la violencia y de pronto solté eso, cosa que no había reflexionado nunca acerca de ello, yo estaba en mi casa, iba al colegio que estaba solo a cien metros, y entonces me acerque a una tienda de golosinas para niños, yo iba siempre, no a comprar porque no tenía dinero, pero si a observar, los caramelos y esas cosas; ese día llegue y todo estaba lleno de sangre, había habido un tiroteo y había balas en la tienda y entonces pues recuerdo que claro los tipos de la tienda habían salido corriendo, y estaban mezclados en el suelo, las golosinas con las balas y la sangre y entonces recuerdo haber cogido un puñado del suelo, de golosinas balas y sangre, y bueno creo que eso me define persona, eso es algo que recuerdo como tal y que surge mucho más tarde, la verdad es que nunca había hablado de ello.
Sabes que en el norte del país vasco ha habido un conflicto constante, que afortunadamente parece que se está resolviendo, un conflicto acerca de la independencia y tal, digamos que una manía por separarnos de un país; bueno, eso ha generado mucha violencia, y recuerdo que la violencia ha formado parte de mi vida de una manera soterrada, como ocurre con la verdadera violencia, la verdadera violencia es, creo yo, perdonad porque igual puedes tener otra opinión, yo creo que la  verdadera violencia no se establece en el mismo acto de la violencia, en el momento en el que alguien te da una bofetada, sino que, es lo que existe previo a ello, digamos no, digamos que esa es la conclusión de la violencia, la conclusión de la violencia es un acto violento.
Pero la violencia en si misma está en el ambiente, en la vida, en las sensaciones que se generan previo a un acto violento, eso es la violencia, la violencia para mi es, por ejemplo, el silencio, plantear preguntas que no son respondidas por nadie, para mí la violencia es, una amargura, una amargura contenida que de alguna manera te va acompañando en la vida, y descubres que, precisamente tu labor es intentar impedir que esa amargura llene tu alma, esa amargura existe y es constante y probablemente sea previa incluso al nacimiento, es algo que, digamos que la vida podría resumirse, perdonadme estoy haciendo un introducción biográfica para explicar porque soy tan malditamente metafísico, yo estudie filosofía en la universidad y eso me destruyo como persona, siempre que hablo de algo surge una especia de barullo de conocimientos filosóficos, que intentan explicar lo que ocurre, y en este caso, vuelvo a caer nuevamente en ello, voy a chapotear en el charco filosófico.
Digamos que la vida es dolor, en principio, y precisamente, al cultura, el que estemos aquí, o el cine, o la literatura o la arquitectura, incluso la economía, como decía Marx, son instrumentos que genera el hombre para evitarse dolor, o esa carencia.
Entonces, en mi caso y en el caso de todos esos años de infancia, claro, mi familia se asustaría si no dijera que tuve una infancia feliz, tuve una infancia tremendamente feliz, de alguna manera los haría responsables, digamos que entre mis padres y mis hermanos, había un ambiente de felicidad total, porque yo le quería a mi padre, etc. Pero sí que había ese entorno de violencia alrededor nuestro, y se comprobaba todos los días al ir al colegio, quiero decir, no sé cuántos atentados hubo de ETA, pero yo recuerdo que casi todas las semanas había un atentado, y, joder, llegar al colegio y decir “que es esto, que está pasando de lo que dicen en el telediario”, y de pronto descubrir que hay gente que te dice “algo habrá hecho”, o sea “ese tipo que ha muerto, algo habrá hecho”, y así en principio me parece una respuesta media hostil, nadie se merece que le peguen un tiro, en principio. Y tampoco tenemos tantos datos para afirmar que algo habrá hecho, después encuentras otra seria de respuestas que de alguna manera, explican cierta serie de comportamientos, en ese sentido, la violencia es aún mayor, pero no estoy haciendo un discurso político, lo único que estoy haciendo, es afirmar que la violencia formaba parte de mi vida y de mi infancia, y en el cine también, la primera película que veo es una película que me prohíbe mi padre, que me dice “no, no la puedes ver porque te va a dar miedo”, y tenía razón, evidentemente me iba a dar mucho miedo, y vi King Kong, esa fue la primera película que vi, una película de los años 30, con un mono que sube un edificio. Mi padre me prohibió verla, entonces yo estaba justo en el quicio de la puerta, observando a los mayores viendo King Kong, y no recuerdo haber pasado más miedo en mi vida, precisamente a causa de la prohibición, a causa de ese momento, no de violencia, sino  digamos más bien de respeto hacia algo que se me prohíbe, eso no lo puedes ver, lo mismo pasa con el sexo, yo creo que todos habéis pasado por lo mismo. En cuanto algo es prohibitivo, en cuanto algo es censurable, inmediatamente es lo mejor que puede hacerse, por lo menos a mí me ocurre eso, en cuanto alguien me prohíbe algo, inmediatamente me apetece, con lo cual, mi vida está llena de momentos tensos. 

Para leer el texto completo, haz clic en la aquí: Alex de la Iglesia - PDF




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